El espacio es un sitio inexplorado para el hombre común. Solo un puñado de afortunados han tenido la dicha de cruzar las fronteras de la atmósfera. Por lo tanto, es normal que hayan más preguntas que respuestas al respecto. Como por ejemplo, lo que le sucede al cuerpo de un astronauta si se quitara el traje en una misión exterior.
La ciencia ficción nos ha dejado claro la consecuencia final de realizar esta peligrosa acción: la muerte. Pero cómo sería el proceso es lo que nos deja mayores dudas.
El cine nos ha mostrado de todo. Homero y Bart mientras se les infla la cabeza es uno de los ejemplos que primero se nos viene a la mente. Los cuerpos congelados en Guardianes de la Galaxia, de Marvel, es otro de los escenarios que mostrado lo que ocurre con el cuerpo desprotegido en el espacio.
El aire que respiramos tiene un peso dentro del planeta, que puede variar dependiendo de la altitud en la que nos encontremos. A eso se le conoce como presión atmosférica. Este fenómeno, sujeto a la gravedad, hace que el funcionamiento de los órganos no se vea afectado.
Es por eso que algunas personas sufren cuando se someten a presiones atmosféricas diferentes a las que están acostumbrados. Un ejemplo común es alguien que visita regiones que estén en montañas a 4 mil metros de altura.
En la atmósfera no hay presión atmosférica debido a que no existe la capa protectora que tenemos en la Tierra. Entonces, un cuerpo de un astronauta desprotegido por las condiciones que ofrece el traje hace que el cuerpo se someta a condiciones complejas.
Los órganos y tejidos de nuestro cuerpo están compuestos por agua, y por consecuencia, en el espacio comenzaría a hervir y a formar burbujas en cuestión de instantes haciendo que falle la circulación de la sangre.
“En esencia, todos los tejidos de su cuerpo que contienen agua comenzarán a expandirse. Ningún ser humano puede sobrevivir a esto; la muerte es probable en menos de dos minutos”, explicó Kris Lehnhardt, científica de elementos del Programa de Investigación Humana de la NASA.
Por: Lcdo. Jaime Ortega/Imagen: Cortesía.
