Gladys Hernández tenía 76 años y cumplió cuatro días muerta en su apartamento. En horas de la tarde de este seis de noviembre se la llevaron de su apartamento en una urna marrón. La trasladaron hasta el cementerio en un carro verde. Nadie quiso declarar sobre qué trámites se hicieron o quiénes ayudaron a que se cumpliera con el entierro de la maestra.
Una maestra pasó cuatro días muerta en su apartamento.
Su fallecimiento fue por muerte natural, pero la mujer, que dedicó su vida a la enseñanza, no contaba con un servicio funerario para tener una muerte digna. Vivía en el núcleo 3 del conjunto residencial El Cují, en el sector San Jacinto, en Maracaibo. Tenía un hijo y su familia no cuenta con recursos económicos que le permitan poder pagar este servicio, que incluye urna, velorio y luego entierro.
Gladys estaba jubilada y la última escuela donde trabajó fue la Gabriela Mistral. Los vecinos estaban preocupados porque ya comenzaba el mal olor y temían que el cuerpo de su compañera de condominio se descompusiera.
En el sector pidieron ayuda a los gobiernos municipales y regional para solventar esta situación. La crisis hizo que Gladys se quedara sin poder cubrir esta necesidad.
Fernández tenía cubierto el seguro funerario hasta que las cuotas aumentaron y no tuvo cómo pagar. Hay opciones, como la compra de comida y medicamentos, que van desplazando en el país otras urgencias. La familia no quiso declarar a los medios. Los vecinos se reunieron para denunciar, pero tampoco se comprometerieron a hablar.