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Estilos de crianza: ¿cómo educamos a nuestros hijos?

|Con información de lamenteesmaravillosa
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La crianza de los hijos es una tarea compleja por el enorme reto que representa. Lo cierto es que no hay dos niños iguales, aunque los problemas que planteen puedan ser parecidos. Además, hay diferentes maneras de plantar cara a esos problemas, siendo estas formas diferentes a las que denominamos estilos de crianza. Ahora bien, ¿todas las formas de educación son válidas y correctas?

Por razones obvias, no todas las maneras de criar a un niño benefician a este. Dependiendo del estilo que adopten los padres, el hijo puede ser más o menos feliz y desarrollarse correctamente o no. Entonces, ¿qué estilo deben adoptar los padres para que su hijo sea más feliz y tenga un desarrollo idóneo?

Antes de hablar de qué es mejor o peor, tenemos que saber cómo podemos clasificar los estilos de crianza. Los estudios de la psicóloga Diana Baumrind parten de la existencia de dos dimensiones y en función de cómo se combinen configurarán los distintos estilos educativos. Estas dimensiones son Control paterno y Receptividad Paterna.

¿Qué es el control paterno?

Cuando hablamos de control paterno nos referimos a lo restrictivos o exigentes que son los padres con los hijos. Un nivel alto de control paterno supondría una limitación fuerte de la libertad del niño o una exigencia alta de responsabilidades hacia el mismo. Un nivel bajo de control paterno supondría prestar poca atención a las actuaciones y no conceder responsabilidades al niño.

El control paterno es lo que ayuda a los pequeños a orientar su comportamiento. Es importante aplicarlo de manera eficaz, flexible, consistente y coherente. En este sentido, cuando los padres eligen un estilo de crianza están influyendo de una manera muy poderosa sobre el presente y el futuro de sus hijos.

¿Qué es la receptividad paterna?

La receptividad paterna es el término psicológico que hace referencia al apoyo emocional que brindan los padres a sus hijos, también se la conoce como afecto. Por ejemplo, los padres llevan esta receptividad a la práctica cuando prestan atención a los sentimientos del niño y le ayudan con conflictos emocionales.

La receptividad paterna es una característica muy importante. Cuando se encuentra ausente, el infante se puede verse en multitud de ocasiones solo ante sus problemas emocionales, algo que puede llevar en casos graves a trastornos emocionales, como pueden ser la indefensión aprendida o la depresión infantil.

Estilos de crianza

Ahora que ya conocemos las dos dimensiones que fundamentan los estilos de crianza podemos empezar a hablar de ellos. Combinando estas dos dimensiones en binomios de alto o bajo nos salen un total de cuatro estilos de crianza.

Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de estos tipos de crianza son categorías prototípicas y en cierta medida artificiosas, la realidad es mucho más compleja de lo que nos muestran estos estilos; pero esta clasificación nos es una herramienta útil para acercarnos al estudio de la crianza de la progenie, por ello es importante andar con sumo cuidado con las conclusiones sacadas a través de esta clasificación.

A continuación expongo los estilos de crianza más populares:

Padres autoritarios

Este estilo se caracteriza por un control parental alto y una receptividad baja. Aquí nos encontramos a los padres muy rígidos con las normas y poco afectuosos. Intentan imponer su criterio contando muy poco con las necesidades del niño. Para estos padres lo importante es la disciplina y necesitan pensar que dominan y controlan la situación.

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Los hijos criados de esta manera suele desarrollar un estilo de vida dependiente. Además no son capaces de ser asertivos y son fácilmente irritables. A pesar de que educar de esta manera es sencillo para los padres, tiene consecuencias desastrosas en los niños.

Padres permisivos

Son el polo opuesto de los padres autoritarios: se caracterizan por bajo control y alta receptividad. A través de la escasez de reglas en el hogar pretenden trasmitir a sus hijos un amor incondicional. Aunque el apoyo emocional sea alto, este estilo de crianza puede llegar a ser pernicioso para la educación de los pequeños.

Las consecuencias de este estilo de crianza pueden ser muy heterogéneas en función de diferentes variables. Por una parte, nos encontramos con niños agresivos, rebeldes e impulsivos. Por otro lado, esta manera de educar también se asocia a niños activos, extrovertidos y creativos.

A pesar de que puede tener algunas consecuencias buenas, es un estilo de crianza que no ayuda nada al hijo. El niño debe aprender que el entorno social no va a satisfacer todas sus demandas en el momento en el que lo solicite y esta será una enseñanza difícil de asimilar en este estilo de crianza.

Padres negligentes

Son padres que no ejercen ningún tipo de control ni dan apoyo emocional a sus hijos. Suelen ser niños maltratados o hijos de padres con muchas obligaciones. Estos niños se desarrollan como si no tuvieran padres y eso suele producir un montón de carencias asociadas.

En los hijos de este tipo de padres nos encontramos con el peor de los pronósticos. Multitud de estudios correlacionan este estilo de crianza con altas tasas de delincuencia juvenil y hostilidad en los niños. Crecer sin ningún apoyo deja al niño abandonado en un mundo hostil que no comprende. Contemplando esta situación es fácil entender por qué reaccionan con violencia ante la sociedad.

Padres democráticos

Se caracterizan porque combinan un alto grado de afectividad y control parental. Son padres que ponen límites a la conducta de los niños, pero explicando y razonando el porqué de las reglas. Escuchan las objeciones de sus hijos, y si son razonables no tienen problemas en ser tolerantes y cambiar de opinión.

padres con hijos

Aquí nos encontramos con el estilo con resultados más positivos. Los hijos tienden a mostrar una alta autoestima, alta competencia social y un óptimo rendimiento escolar. Al permitirles razonar y discutir junto a los padres, desarrollamos en ellos un pensamiento crítico que les permitirá desenvolverse en la sociedad de una manera saludable.

Ahora, teniendo los datos en la mano de que lo mejor para los niños es un estilo democrático, me surge una pregunta ¿por qué la educación democrática es uno de los estilos de crianza que menos aplican los padres?

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