Los trabajadores de la educación suman cuatro meses de protesta en lo que va de año, pero este problema no comenzó el año pasado. Desde hace tiempo el magisterio manifiesta serias insuficiencias de sueldo de sus agremiados activos y jubilados, así como como con los beneficios contemplados en el contrato colectivo y, por supuesto, la mejora de la infraestructura escolar que es su sitio de trabajo.
Foco Informativo conversó en esta oportunidad con la licenciada Yanelis Vera, quien ha ejercido durante 24 años el servicio docente, y quien tiene una hipertonía del ligamento, ubicado detrás del recto, que le causa dolor. Razón por la que necesita una intervención quirúrgica que, según explica, en ningún hospital de la ciudad la pueden operar, pero en una clínica sí.
“El equipo para mí intervención quirúrgica no hay en ninguno de los hospitales de esta hermosa ciudad de Maracaibo. Lo hay en las clínicas y no tengo los recursos para hacerme esa intervención quirúrgica”, comentó la docente, quien añadió que esto ocurre con frecuencia porque cuando se enferma necesita ir a la “tragedia de ir a un (Hospital) Universitario” que al igual que cualquier otro ente hospitalario “está en desidia total”.
En la cadena humana que los maestros formaron ayer jueves 20 de abril, en la estación Libertador del Metro de Maracaibo, demostró con pancarta en mano que, a pesar de su padecimiento, sigue en la lucha como muchos de sus colegas para lograr un salario digno para una profesional de su calibre.
“Cuando no estaba el presidente difunto (Hugo) Chávez había calidad para el docente, aún se dice que los sueldos eran bajos, pero el docente tenía la posibilidad de adquirir su propia vivienda, comprar un vehículo, hoy en día todo eso parece un sueño inalcanzable. El docente actual no tiene no tiene derecho ni siquiera a comer”, comentó.
En la actualidad Vera, como muchos maestros, da clases a domicilio y en su casa para subsistir ya que no cree que deba hacer otra actividad suficiente para eso, pues recalcó que ella nació para enseñar.
“Si me voy a morir, muero con las botas puestas. Vemos a seguir hasta lograr los objetivos”, puntualizó
Mariely Padrón, docente 6 con 23 años de servicio, está en pie de lucha desde el pasado 9 de enero cuando los maestros convocaron la primera Asamblea General para plantear la ruta a seguir para conseguir sus objetivos de un mejor sueldo, mejores beneficios laborales y un ambiente adecuado para impartir clases.
“No es solamente el magisterio y es una protesta en el país. Es importante recalcar que nosotros debemos devengar un sueldo digno que nos permita cubrir necesidades básicas y que nos permita ser ciudadanos con derecho a todo: la salud, la educación, recreación, que son cosas que nos han vulnerado, no desde ahorita, sino desde hace unos años atrás. Ni siquiera nos podemos ir a tomar un café y conversar o ayudar al que está desvalido”, resaltó.
Para esta maestra de Educación Física, uno de los logros obtenidos por las manifestaciones es que el magisterio y sindicatos de sectores como el de salud y otros más que se dieron cuenta de la importancia de estar unidos para pedir al patrono que atienda la situación del sector público que está desatendido.
“Lo que nos preocupa es la indolencia de parte de ellos (el Gobierno nacional). Lo que queremos es que nos atienda. Un ejemplo de ello es una familia que con papá y mamá que deben atender a sus hijos, pero si yo me hago de la vista gorda y los dejo hacer lo que quieran entonces no estoy formando, sino que desarmando una sociedad”, indicó.
En el tiempo que Padrón tiene como docente, los últimos 12 años los describió como “terribles” porque ella no tiene casa propia. La casa es la que compró su esposo, quien sacó a la familia adelante, tampoco pudo comprar un carro para ir a trabajar.
“¿Cómo puede ser posible que no tenga ni siquiera para pagar el pasaje más barato en Maracaibo e irme en autobús? Tengo que pedir para completar cuando yo soy un funcionario público que me dedico a la formación de ciudadanos para el futuro del país. Tengo como ocho o nueve años que no visito a mi familia en Táchira, Valencia o Caracas porque no tengo un sueldo que me permita pagar un pasaje en dólares o en bolívares que en una suma mayor y eso me parece una degradación y un irrespeto a mi investidura como profesional”, reclamó.
Gualberto Mas y Rubí, presidente del Sindicato Unitario del Magisterio (Suma) y coordinador de la Coalición Magisterial en el estado Zulia, explicó que el trabajador venezolano, llámese educador, médico o cualquier profesional no tiene apoyo social.
Para el docente esto se refleja en la desolación que hoy viven las universidades del país porque los bachilleres prefieren trabajar que prepararse y educarse.
“Es un peligro para el país que, por ejemplo, haya encuestas que dicen que ya el 22 por ciento del alumnado deja de estudiar para ir a trabajar. El estudiante también se aleja de la escuela cuando no hay alimentación. Si fuéramos a decir que vamos a un paro indefinido tendríamos que pensar primero porque prácticamente en Venezuela hay un paro técnico de las escuelas”, señaló el coordinador magisterial.
Mas y Rubí recordó que las instituciones educativas funcionan porque desde hace “rato” porque los maestros regalan su trabajo y realizan autogestión para mantener la escuela en funcionamiento cuando eso es una competencia del Estado venezolano.
“Se cacarea o se habla mucho de la educación gratuita, pero esa educación gratuita no la mantiene el Estado venezolano, la mantienen sus maestras, los padres y los colaboradores de esas escuelas”, agregó.
Advirtió que otra de las consecuencias de la desatención por parte del Gobierno nacional al magisterio es que no existe una motivación que lleve a formar una generación de relevo.
“Solamente podemos manifestar que en la Escuela de Humanidades y Educación (de LUZ) prácticamente se ha inscrito el ocho por ciento de la matrícula que esperaba la facultad. La matrícula era entre dos mil y tres mil estudiantes, hoy no llegamos ni siquiera a 400”, manifestó Mas y Rubí.
Texto y Fotos: José Manuel Sánchez (focoinformativo)
