El 10 de diciembre se celebra en muchos países el Día Internacional de los Derechos de los Animales. La jornada se llena de acciones mediáticas y educativas con el objetivo de visibilizar la situación de muchos animales a los que se les explota y extermina a lo largo y ancho del planeta. El fin es que se reconozcan y respeten los derechos que deben tener todos los animales independientemente de su especie.
A día de hoy, la conciencia animal es mayor entre la población y se han logrado avances como la prohibición de ciertos espectáculos con animales, el establecimiento de leyes que penan el maltrato y el abandono, normas sobre bienestar animal más rígidas en explotaciones ganaderas, mataderos, transporte, etc. Pero aún queda mucho trabajo por hacer, en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.
En todo el mundo y cada día se cometen graves atropellos contra los animales: explotación, caza furtiva, eliminación de sus hábitats naturales, uso para el “disfrute” del ser humano, tráfico ilegal… La lista es demasiado larga y en demasiadas ocasiones los gobiernos miran hacia otro lado. El Día Internacional de los Derechos de los Animales es para que seamos conscientes de todo esto.
Declaración universal de los derechos del animal
La Declaración universal de los derechos del animal fue adoptada por la Liga Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales afiliadas en la Tercera reunión sobre los derechos del animal, que se celebró del 21 al 23 de septiembre de 1977 en Londres.
El 15 de octubre de 1978 se proclamó la declaración de sus derechos en la sede de la UNESCO. Es importante apuntar que, aunque se proclamara en una sala de la UNESCO, la declaración no está rubricada por esta ni por la ONU. De hecho en el listado de Días Internacionales de su web no aparece.
El texto se compone de 14 artículos entre los que se encuentran el artículo 3 que dice: “Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles”, el artículo 4: “Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir en libertad en su propio ambiente natural terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho”, el artículo 8: “La experimentación animal que implique sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, ya se trate de experimentos médicos, científicos, comerciales, o de cualquier otra forma de experimentación. Las técnicas alternativas de experimentación deben ser utilizadas y desarrolladas” y el artículo 10: “Ningún animal será explotado para esparcimiento del hombre. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de ellos son incompatibles con la dignidad del animal”
Hoy en día es la Fondation Droit Animal Éthique et Sciences (LFDA) la que hace un seguimiento de la declaración. De hecho, cuarenta años más tarde de su proclamación, es decir, en 2018, actualizó el texto, que fue validado por su comité de honor. La declaración no tiene validez legal sino que con ella se invita a los países a dictar leyes que protejan a los animales.
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