Juan Pablo Ledezma Coello, de 52 años, en compañía de su mamá, regresaban ayer a las 10.00 de la noche, de una fiesta. Al llegar a su casa, en el sector La Misión, diagonal al Centro de Arrestos Preventivos de Cabimas, la progenitora caminó hacia adentro y dejó al trabajador cerrando la puerta. Allí lo atacaron dos desconocidos. Ledezma corrió hasta el interior de la casa, pero le dispararon. Dos proyectiles le atravesaron la espalda, dejándolo herido.
El ruido de las detonaciones obligó a voltear la mirada de la mamá hacia Juan Pablo. Los gritos y la desesperación de la mujer al ver a su hijo tirado en el suelo, alertó al resto de los familiares, quienes salieron de sus habitaciones y observaron la escena. Trataron de auxiliarlo y lo llevaron hasta la emergencia del Hospital Adolfo D’Empaire. No resistió y falleció al poco tiempo de haber ingresado. Los delincuentes huyeron.
La noticia enlutó a más de un hogar. Los familiares y amigos del profesor universitario aguardaban por la entrega del cadáver en las afueras de la morgue forense. En sus rostros se reflejaba la impotencia y el dolor ante este crimen.
“Era un excelente amigo. Un excepcional profesional. Intachable. Es injusto que perdamos personas valiosas por la inseguridad que nadie intenta detener. Dios nos cuide”, comentó un compañero de trabajo.
Estadísticas alarmantes
Cerca de ocho a 10 viviendas en Cabimas son visitadas por robaquintas. Las parroquias más vulnerables son Carmen Herrera, Ambrosio y San Benito.
Foto con carita: Juan Pablo Ledezma. 52 años. Era profesor universitario del Politécnico Santiago Mariño y también trabajador de la empresa petrolera Z&P. No dejó hijos.
