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Las duchas vaginales podrían duplicar el riesgo de cáncer de ovario

|Con información de Mejor con salud
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Partiendo de esta base, los estudios científicos han dado un paso más allá y han observado que esta práctica está altamente relacionada con el desarrollo de cáncer de ovario. Es más, ofrecen una cifra para este hallazgo, pudiendo determinar que las duchas vaginales duplican el riesgo de cáncer de ovario.

Hay múltiples estudios que han asociado las duchas vaginales con infecciones, inflamaciones y embarazos ectópicos.

También están relacionadas con un aumento del cáncer de cuello de útero, una disminución de la fertilidad, un mayor riesgo de contraer VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.

“Sister Study”, el estudio que determinó el hallazgo

Este proyecto de salud femenina se sustenta bajo el lema “De mujer a mujer, de hermana a hermana, marcamos la diferencia”.

El Sister Study es el responsable de este hallazgo tan importante en la lucha contra el cáncer de ovario.

El planteamiento inicial es fascinante, ya que se compone de diversas y plurales líneas de investigación sobre la salud femenina que están arrojando luz sobre distintas patologías y métodos de prevención.

La revista Epidemiology se ha hecho eco de los resultados del seguimiento desde 2003 de más de 41 000 mujeres de EEUU y Puerto Rico.

Todas ellas tenían edades comprendidas entre 35 y 74 años de edad y, además, una hermana que había desarrollado cáncer de mama.

En julio de 2014 se detectaron 154 casos de cáncer de ovario, pero la cifra se duplicó cuando se incorporó al estudio a aquellas mujeres que practicaban duchas vaginales.

Atraídos por estos resultados, los científicos aislaron los casos de mujeres que no tenían genes asociados con la aparición de cáncer de mama en la familia, lo cual fortaleció aún más la relación entre las duchas vaginales y el cáncer de ovario.

Qué son las duchas vaginales

Las duchas vaginales son mezclas de diferentes sustancias como antisépticos y fragancias que tienen como objetivo limpiar y refrescar la vagina.

Pueden venir en diferentes presentaciones o dispositivos, con aplicadores que impulsan el líquido al interior de tu zona intima. Otra opción es, simplemente, aplicar un chorro directo de agua en la zona.

Si bien la vagina se limpia de manera natural, las mujeres tendemos a aplicar agua en abundancia, así como a usar productos de higiene íntima que tanto anuncian en las farmacias y en los distintos medios de comunicación.

Aunque están totalmente desaconsejadas, su libre disposición en supermercados y comercios afines hace que muchas mujeres utilicen estos productos sin supervisión médica.

Así, aunque pueden proporcionar una sensación de frescura y de aparente limpieza, perjudican el pH normal de la vagina, alterando el equilibrio natural del canal.

Así, según los distintos estudios citados, un uso continuado favorece:

El crecimiento exagerado de bacterias dañinas.
Infecciones
El empuje de bacterias al útero, las trompas de Falopio y los ovarios.
El cáncer de ovario.

Prácticas más recomendables que las duchas vaginales

Es preocupante que, a pesar de estar totalmente desaconsejadas por los profesionales de la salud, un alto porcentaje de mujeres realizan esta práctica de manera cotidiana.

Así, podemos entender que son múltiples las razones que nos llevan a realizar duchas vaginales como parte de nuestra rutina diaria.

Así, ya sea por la sensación de frescor y de limpieza o la falsa creencia de que “los productos de farmacia o el agua no pueden hacernos daño”, las premisas para eliminar esta perjudicial costumbre son:

Concienciarnos de lo innecesario e insalubre de esta práctica.
Evitar su uso sin la recomendación explícita de un médico acreditado como especialista en ginecología.
Ponernos ropa limpia diariamente.
No humedecer la zona de manera artificial.
Mantener una correcta alimentación y un estado físico saludable.
Dejar que la vagina se limpie sola de manera natural sin introducir nada, ni siquiera agua a chorro.
Limpiar el área exterior con agua tibia y jabón suave sin olor, especializado para la zona vaginal externa.
No hay que limpiarse más de una vez al día, ni tampoco cada vez que se orina. Simplemente podemos secar la zona con papel higiénico sin usar el bidé.

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