El cadáver de Víctor Hugo Datica, de 65 años, quedó a un lado del Elantra dorado donde eventualmente trabajaba como taxista. Dos mujeres con una bebé en brazos y un hombre solicitaron sus servicios, lo sometieron y luego le dispararon por negarse a entregar sus pertenecías.
Al jubilado lo asesinaron en uno de los estacionamientos de la urbanización Los Laureles, parroquia Germán Río Linares de Cabimas. Los vecinos escucharon ayer, a las 3.35 de la tarde, las detonaciones. Al salir, los presuntos maleantes corrían hacia un Malibú color vinotinto.
El Elantra estaba apagado y a un lado dejaron a Datica tirado en el pavimento. Se desangró y murió de manera instantánea.
El anciano se negó a entregar las llaves de su auto, forcejeó con sus homicidas y estos le dispararon. Las balas atravesaron las costillas, informó la Policía.
Según los compañeros de trabajo, la última vez que lo vieron con vida fue dos horas antes del suceso cuando salió a un servicio. Desconocían las características físicas de los clientes.
“Era un excelente hombre. Trabajador y muy responsable. Siempre decía que no se dejaría quitar su carro”, dijo su hijo del mismo nombre.
